Capítulo once. Dos gotas de agua

Dos gotas de agua

Paula levantó la mirada, las mujeres estaban sorprendidas, tan pálidas como si acabaran de ver un fantasma. Sus bocas se abrían y cerraban como peces fuera del agua.

Paula tuvo la extraña necesidad de reír, quizá eran nervios, quizá era la actitud de las mujeres, eso… hasta que su mirada se apartó de ellas y se dirigió al cuadro que adornaba la sala.

La respiración de la joven se cortó, el parecido entre la mujer del cuadro y ella era… perturbador. ¡Dos gotas de agua!

Paula se tambaleó ligeramente, quizá habría terminado de bruces sobre el piso, pero fue la mano de Arturo sobre su cintura que le hizo reaccionar.

—Les presento a mi esposa… —Arturo hizo una pausa.

Paula esperó a que Arturo la presentara como Pía, para odiarlo un poquito más de lo que ya lo hacía. Sin embargo, él la sorprendió:

—Mi esposa, Paula Montecarlo.

Las mujeres fruncieron el ceño al escuchar el nombre de la joven. Sus miradas cambiaron de susto a molestia, la boca de la mujer se frunció con desp
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