Sarah
El trayecto al hospital fue eterno. O quizás solo lo sentí así porque nadie hablaba. Jacob manejaba con los nudillos blancos de tanto apretar el volante. Anastasia iba sentada a mi lado, con la mirada fija en la ventana, como si contar los árboles pudiera evitar que la realidad la alcanzara.Yo iba en el asiento trasero, con una mano sobre el vientre y la otra cerrada en el teléfono, aunque ya sabía que no iba a sonar.
Seguía sin entenderlo del todo. Devon estaba en ese avión. Cristhian también.
Los dos. En el mismo vuelo, y yo enterándome por un murmullo, por una mirada de reojo, por el temblor en la voz de Anastasia cuando ya no pudo esconderlo.
El hospital central de Vanpur era un edificio grande, blanco, antiguo. Demasiado limpio, demasiado frío. Aún no sé si era por el clima o por el ambiente que se respiraba. Apenas cruzamos la puerta, un montón de voces se arremolinaban en la recepción. Gente llorando, discutiendo, exigiendo nombres. Yo no entendía nada. Ni una palabra. To