Quiero Volver a mi Hogar.
El peso de la reunión todavía estaba clavado en mis hombros cuando abrí la puerta de mi departamento.
El silencio del hogar me recibió como un respiro cálido, y por un instante, cerré los ojos y dejé que el aire fresco de la tarde llenara mis pulmones. Pero la calma duró solo un segundo.
—¡Hola, mami! —la voz de Noah me arrancó de mis pensamientos—. ¡Te extrañé!
Sonreí, aunque mi sonrisa estaba teñida de cansancio y preocupación. Me agaché y lo abracé con fuerza, sintiendo cómo su pequeño cuerpo absorbía un poco de la ansiedad que me carcomía por dentro.
—Yo también te extrañé, mi amor —susurré—. Vamos a ponerte pijama y a cenar algo ligero, ¿sí?
La niñera, que había estado a cargo de Noah durante el día, se acercó para despedirse.
—Todo está bajo control —dijo con una sonrisa profesional.
—Gracias, Emma —respondí—. Hoy te puedes ir tranquila.
Vi cómo se marchaba y, de inmediato, el apartamento se sintió completamente nuestro. Ninguna niñera, ningún guardia, ningún protocolo de seguri