Pruebas que no Hacen Ruido.
El aire en Quinn Design estaba cargado de un silencio inusual, no era el silencio de la calma o de la concentración; era el silencio pesado de quienes saben que algo grave se está gestando y que aún no pueden nombrarlo.
Caminaba por los pasillos observando cómo todo parecía funcionar sin fricción, pero con un ritmo que yo sabía no era natural.
Cada paso resonaba más de lo normal, como si la estructura misma de la empresa me susurrara que estaba viendo solo la superficie.
La red Vance se extendía detrás de cada puerta cerrada, detrás de cada reunión que yo no podía presenciar, y Dorian ya no estaba allí simplemente para protegerme.
Estaba construyendo algo silencioso, letal, casi invisible.
Lo encontré en la sala ejecutiva, rodeado de pantallas, documentos impresos y archivos antiguos.
Sus ojos, siempre calculadores, ahora estaban cargados de una tensión que hacía que me contuviera de respirar demasiado fuerte. No había orgullo, no había emoción, solo precisión.
—¿Qué encontraste esta