Capítulo 24. Escapando de la realidad.
Francia.
POV: Irina
El mar es otra clase de silencio. No el que pesa, sino el que limpia.
El yate cortaba el agua como una hoja paciente. La costa se fue volviendo una línea azul, la isla emergió a lo lejos como un anillo privado: arena pálida, pinos al viento, villas escondidas entre buganvillas.
Gaspar no hablaba mucho; me miraba como si contara mi respiración para asegurarse de que no me faltara aire.
—¿Cómo se llama? —pregunté, señalando la isla.
—No te va a gustar —se apoyó en la baranda—. La llaman Île de Verre. Isla de vidrio.
—¿Porque todo se ve?
—Porque si te caes, te corta.
—Poético —sonreí de lado—. Vamos a no caernos.
—Vamos a aprender a no mirar abajo todo el tiempo.
Su mano no tocó la mía, pero se quedó cerca. El sol se filtraba a través de mis lentes; el vestido que elegí era de lino blanco, ligero, sin sujetador. Me sentía más piel que ropa.
—¿Te molesta que te mire? —preguntó, sin disfraz.
—Me molesta cuando escondes que me miras.
—Hoy no escondo nada —hizo una pausa—