Jackeline observó a George, sus ojos reflejando una evidente preocupación y un atisbo de algo más profundo.
—Cariño —comenzó, su voz suave pero firme—, lo siento mucho si te vuelvo a mencionar el mismo tema, pero estoy muy preocupada por nuestro hijo. Tal vez no se volvió a casar, quizás no tenga intenciones de volver a hacerlo por sus malas experiencias, pero no podemos darnos el lujo de poner en peligro la compañía familiar. Podría ser un desastre si no hay un heredero pronto, imagínate. Los años pasan volando y cuando menos nos demos cuenta ya será demasiado tarde y necesitamos que Eric nos dé un hijo legítimo.
George suspiró, la preocupación de su esposa resonando en él, aunque de una forma distinta.
—Es una situación que no puedo manejar completamente, así que no te puedo prometer nada, cariño —dijo, tomando su mano y apretándola suavemente—. Sin embargo, haremos todo lo posible para que nuestro hijo sepa lo importante que es el matrimonio, que sin importar las malas experienc