Aunque Liam estaba decidido en hacer pagar a Ania por todos sus pecados y aunque él había decidido odiarla hasta el final de sus días, él fue incapaz de arrebatarle la oportunidad de despedirse de sus hijos.

Por eso, alargó los asuntos legales, los preparativos y el velorio, dejando pasar unos días para que se hiciera el entierro de las cenizas, lo que le daba la oportunidad a Ania de recuperarse lo suficiente para asistir.

Sin embargo, todos sus esfuerzos fueron inútiles, pues Ania nunca apareció.

¿Por qué él se sentía tan decepcionado? ¿Acaso eso iba a cambiar algo en su interior, en la rabia que sentía? Por supuesto que no, pero… Muy en el fondo, Liam esperaba, por lo menos, despedirse de sus hijos junto a Ania.

Esto era lo último que Liam podía aguantar, esto lo confirmaba, que Ania no tenía corazón, aunque en su encuentro en la clínica ella misma le pidió a Liam esperar unos días para asistir al entierro, ella nunca llegó.

El entierro había terminado y con el corazón oscurec