Capítulo 27
Todo parecía perfecto aquella noche. La cena transcurría armoniosamente, con conversaciones animadas y brindis entre los invitados. Patricia se sentía más cómoda, y Augusto, a pesar de mantener su postura reservada, parecía relajado a su lado.
Sin embargo, la atmósfera ligera se interrumpió con la aparición de una mujer entre la multitud. Su presencia atrajo inmediatamente las miradas. Era deslumbrante, con un vestido sofisticado que realzaba sus curvas y una postura imponente que exudaba confianza. Hombres y mujeres desviaban su atención para observarla mientras caminaba apresuradamente hacia Augusto.
Cuando finalmente lo vio, se detuvo por un instante, como si estuviera procesando la escena frente a ella. Sus ojos brillaron de emoción al verlo allí, de pie, vivo, sosteniendo el bastón. Sin dudarlo, se abalanzó y lo abrazó con fuerza.
— Ah, querido... — dijo, con la voz quebrada. — Pensé que... que nunca volvería a verte.
Augusto permaneció inmóvil por un momento, sorpren