Capítulo 28
Augusto caminó hacia la sala sin prisa, yendo directo a la vitrina donde guardaba sus bebidas. Patricia había pensado que él subiría al dormitorio, pero notó que se dirigía en otra dirección. Algo en su interior le decía que esa conversación aún no había terminado.
Descalza, sosteniendo sus zapatos en las manos, lo siguió. Se detuvo en el marco de la puerta y lo observó servirse una copa de vino. Sus ojos estaban fijos en el líquido oscuro, que giraba suavemente en la copa antes de llevarla a sus labios.
Él sintió su presencia incluso antes de mirar. Cuando finalmente alzó la vista, encontró la mirada distante de su esposa.
— Deberías estar durmiendo — comentó, tomando un sorbo de vino.
Patricia esbozó una sonrisa leve, sin humor.
— Tú también.
Él arqueó una ceja e indicó la botella con un movimiento sutil.
— Yo prefiero terminar la noche así.
Ella dudó un momento, luego caminó hasta el sofá y se sentó, colocando los zapatos en el suelo a su lado.
— ¿Sigues pensando en la