Por mi parte, había saltado del avión momentos antes de que se estrellara, aterrizando sana y salva en un mundo completamente nuevo.
La noche caía sobre el distrito de diamantes de Amberes.
Estaba sentada en mi nuevo taller, sosteniendo un diamante azul impecable.
—Señora Ares —entró mi asistente, Enrique—. Su primera pieza está terminada.
Dejó una exquisita caja de joyas sobre la mesa.
Dentro yacía un collar de platino con un colgante en forma de fénix con las alas extendidas, forjado con los mismos rubíes que había tomado de la mansión Falcón.
—Excelente —dije, acariciando el collar—. Renacer de las cenizas.
—Además —Enrique me entregó un cheque—, un coleccionista en Londres está muy interesado en sus diseños. Este es el anticipo.
Un millón de euros.
Mi nueva identidad y mi nueva carrera… prosperaban. Fusioné las antiguas técnicas de mi abuela con la precisión moderna, creando piezas que el mundo jamás había visto.
En mis manos, cada diamante recibía una nueva vida; cada pieza contab