Para el mundo, yo era la Señora Herrera, la reina intocable que gobernaba al lado del rey de la mafia de Ciudad Esperanza, Diego Herrera. Pero yo sabía que mi esposo nunca me había amado. Su corazón siempre había pertenecido a Valeria Santos, la esposa de su sobrino. Y, después de que ese sobrino murió convenientemente, Diego la llevó a nuestra mansión. —Solo quiero cuidar mejor de ella —había dicho. Y su versión de «cuidar» consistió en echar a un hombre de una fiesta por atreverse a coquetear con Valeria, para luego dejarla embarazada. Diego solía elogiarme en público como si fuera su esposa perfecta. Y lo era. De hecho, lo había ayudado a construir su imperio. Yo era quien sonreía y actuaba amablemente, la que hizo brillar su casino mientras él escondía a Valeria como si fuera algo sagrado. Debido a todos esos elogios, uno de sus enemigos puso sus ojos en mí y me secuestraron. Le enviaron un mensaje a Diego empapado en sangre y amenazas: «Retírate, abandona Ciudad Esperanza, o tu hermosa esposa morirá». Por supuesto, Diego eligió no retirarse. —Solo espera —me dijo por teléfono—. No te harán daño, Sofía. Eres su garantía. Aguanta hasta que Valeria dé a luz. Entonces, iré por ti. Estuve ocho meses encerrada en un agujero inmundo, hambrienta, golpeada, degradada, mientras el líder de la banda me violaba una y otra vez. Aun así, Diego nunca fue por mí. Finalmente, escapé cuando estaban todos borrachos. Volví a casa solo para encontrar a mis gemelos durmiendo en el cuarto de la servidumbre, comiendo sobras, mientras Diego estaba demasiado ocupado organizando una fiesta para su hija recién nacida. No lo enfrenté, simplemente empaqué las cosas de mis bebés y desaparecí.
Leer másPerspectiva de SofíaFinalmente, la voz de Diego resonó por toda la habitación. —Basta.Los guardias retrocedieron.Valeria sollozaba, su voz era débil, pero sus palabras seguían siendo claras.—Por favor, Diego... tu sobrino murió y me quedé sola. Me prometiste cuidarme, ¿cómo puedes hacerme esto?Su voz rugió en respuesta. —¿Cómo puedo hacerte esto? ¿Qué mierda le hiciste a Sofía? ¿A mis gemelos? ¡Maldita psicópata!Valeria rio entre lágrimas, sonaba amargada y maniática. —¡Hice lo que tenía que hacer! ¿Crees que pude haber sobrevivido en la Mansión Herrera sin hacer esas cosas? ¿Siquiera me habrías notado de otro modo?—¿No te protegí? ¿No te prometí el Casino Herrera? ¿Por qué simplemente no pudiste dejar en paz a Sofía y los gemelos?—Hablas como si hubieras tenido esa opción, pero yo lo sabía, todos lo sabían: sin Sofía no serías nada. ¿Tu casino, negocios y reputación? Todo lo que tienes es gracias a ella. ¿Habrías querido nombrar a Luna tu heredera teniendo a tu familia? Por fa
Perspectiva de SofíaCuando la boda de Diego terminó, yo me había marchado hacía tiempo.José, mi hermano, nos había escoltado personalmente a los gemelos y a mí, de regreso a casa. Oficialmente habíamos vuelto a ser parte de la familia Morales.Me crie junto al mar, en una casa bulliciosa y luminosa de Los Ángeles. Mi estancia en Nueva York nunca fue pensada como algo permanente, solo me quedé allí por Diego. Construí una vida para él y me conformé con estar a su lado.Pero siempre había pertenecido a ese lugar cerca del océano, con mi familia.Desde que decidí dejar a ese bastardo egoísta y arrogante, había estado planeando cómo hacerlo correctamente.Porque Diego... era el tipo de hombre que nunca me dejaría ir. Incluso sabiendo que era incorrecto mantenerme bajo el mismo techo que Valeria, sabiendo cuánto me destruía eso, aun así, se habría aferrado a mí. Así que tuve que desaparecer de manera limpia y permanente.Curiosamente, fueron aquellos matones del centro comercial quienes m
Perspectiva de Diego—Diego... —la voz de Valeria tembló mientras me agarraba del brazo, deteniéndome—. No puedes simplemente irte, esta es nuestra boda.Esas palabras me resultaban demasiado familiares, las había escuchado una y otra vez."Me prometiste que me cuidarías.""Sabías que estaba sufriendo.""Dijiste que me darías un hijo. Un hijo con el apellido Herrera."Y finalmente, "Por favor, solo anuncia que nos vamos a casar. No quiero que llamen bastarda a Luna."¿Le había dado demasiado a Valeria?Tal vez.Pero esta vez, sus palabras no me afectaron. Lo único que me importaba en ese momento era encontrar a Sofía y a mis gemelos. Incluso si solo quedaban sus cuerpos... necesitaba traerlos a casa.—Suéltame, Valeria —me sacudí su agarre y me alejé del escenario.Ella se aferró a mí con más fuerza. —¡Diego, te prohíbo que te vayas!Me giré lentamente, atónito. ¿Por qué no la había visto claramente hasta ese momento?Tan necesitada, pretenciosa y egoísta.¿Había escuchado sobre el vid
Perspectiva de DiegoSe suponía que ese era el día de mi día de boda con Valeria.La había cuidado desde que murió mi sobrino, protegiéndola y manteniéndola a salvo.Valeria me dijo que su sueño era tener un bebé de los Herrera, y para cumplir mi promesa de protegerla, le di el hijo que tanto deseaba.Así que, no creía haber hecho nada malo.En mi mente, solo estaba cumpliendo su deseo porque era una obligación.Después de que nació Luna, Valeria empezó a hablar de matrimonio, debido a que no quería que su hija fuera etiquetada como una bastarda.Así que accedí, una vez más, solo era para honrar la promesa de cuidarla.El día marchaba perfectamente, la iglesia estaba llena, la música era suave y melodiosa. Valeria lucía radiante en el vestido blanco que elegí para ella, prácticamente flotaba por el pasillo como en un sueño.Todo era exactamente como ella quería, perfecto.Estábamos en el altar, frente a frente, intercambiando votos y anillos.Deslicé la argolla en su dedo, provocando q
Perspectiva de SofíaAl principio, solo estaban fanfarroneando, hasta que uno de ellos se acercó y entrecerró los ojos. El reconocimiento fue instantáneo. —Oye... ¿no eres ese tipo del casino que sale en la televisión?Así, sin más, todo cambió. —Un par de cientos ya no será suficiente —se burló el matón—. Sabemos que tienes dinero, de hecho, eres rico. Veamos qué tan generoso eres en realidad.Diego se puso tenso. —No tenemos mucho efectivo —dijo con cautela—. ¿Qué tal si llamo a mi asistente? Traerá el dinero. —Luego, me señaló—. Mi esposa puede quedarse con ustedes mientras consigo el efectivo.Se me heló la sangre, me había señalado a mí.El líder de los matones se rio, bajo y sucio. —¿Tu esposa? —me miró de arriba abajo como si fuera una fruta magullada—. Estás bromeando. ¿Vestida así? Parece más una mujer que recogiste de la calle.Diego frunció el ceño. —Es mi esposa, revisa las noticias. Y, si no regreso, pueden... hacer lo que quieran con ella.El matón verifi
Perspectiva de SofíaLos tomé en mis brazos y los llevé de vuelta a la casa de huéspedes, ordenándole al mayordomo que llamara a un médico.El doctor llegó poco después. —El estado de la niña es delicado, pero manejable. El del niño... está peor, se encuentra desnutrido y muestra señales de trauma emocional. Le sugiero pasar tiempo con él, necesita estabilidad y amor.Asentí.Más tarde, mientras Camila dormitaba con Mateo acurrucado contra ella, luego de que el médico se fuera, me quedé sentada en la penumbra, reconstruyendo la pesadilla que habían vivido.A través de las confesiones susurradas de Camila, me enteré de toda la verdad.El día que Valeria se mudó a la habitación principal fue el día en que mis hijos perdieron su mundo seguro. Fueron desterrados de sus habitaciones, encerrados en el sótano, alimentados con sobras, golpeados con pantuflas y amenazados para mantener el silencio.Mientras tanto, Valeria interpretaba el papel de la madrastra devota en público, y Diego
Último capítulo