El palacio de Argemiria amaneció envuelto en un silencio inusual. Los pasillos, normalmente bulliciosos con el ir y venir del personal, permanecían extrañamente quietos, como si el mismo edificio contuviera la respiración. Anya lo notó mientras caminaba hacia la biblioteca, donde había acordado encontrarse con Elian. Algo había cambiado durante la noche.
Cuando dobló la esquina del pasillo principal, se topó con Margarita, una de las doncellas más antiguas del palacio, quien llevaba un periódico apretado contra su pecho como si fuera un tesoro.
—¿Qué sucede? —preguntó Anya, notando la palidez en el rostro de la mujer.
—La Reina Madre, señorita... ella... —Margarita extendió el periódico con manos temblorosas.
Anya lo tomó y sintió que el suelo se movía bajo sus pies. En primera plana, con letras que parecían gritar desde el papel: "REINA MADRE CONFIESA: EL LINAJE REAL TIENE RAMIFICACIONES NO OFICIALES".
El artículo detallaba cómo, en una carta enviada al Parlamento la noche anterior,