Capítulo 5: Compromiso

– ¡Bienvenida a nuestro nuevo hogar! – Nathan tomó la mano de Emma y entró con ella. 

La niña quedó fascinada, todo era muy precioso, todo estaba decorado sutilmente. No tan sobrecargado cómo la mansión. No era un lugar tan grande, pero era cálido. Tenía varias habitaciones. Una cocina muy elegante, y una sala bastante moderna. 

Nathan le mostró cuál sería su nueva habitación. Parecía ser una habitación hecha para una niña, quizás Nathan tenía planeado tener una hija a futuro. Era un cuarto rosado, repleto de peluches. 

La chica pelirroja se sintió un poco incómoda. Al final pareciera que el hombre que ella amaba, nunca la iba a amar cómo ella quisiera.

– Iré a ducharme. Iremos a la ciudad. También puedes echarte un baño si quieres. 

Emma se sentó en su cama, mientras Nathan salía de la habitación. Viviría sola con el hombre de sus sueños. Estaba algo temblorosa, porque tenía muchos deseos de Nathan. Ella quería que él ya no la viera como a una niña. 

La chica pelirroja se paró y entró a la habitación de Nathan. Se escuchaba el sonido de la ducha. La puerta estaba entreabierta. Ella la abrió, y Nathan estaba bañándose. Él no se dió cuenta de que ella lo estaba mirando a través del vidrio transparente que los separaba. Ella empezó a temblar, se puso muy nerviosa al verlo desnudo de espaldas, y se salió de la habitación. 

Cuándo estuvieron listos, fueron a la ciudad. Emma nunca había estado en la ciudad. Todo era tan ruidoso, había tantas personas. Las luces eran tan enceguecedoras. Fueron a un restaurante a cenar, era un lugar bastante elegante. Las personas no apartaban la mirada de Emma. Su belleza era muy peculiar. No se veían muchas pelirrojas en ese lugar. 

Nathan invitó a bailar a Emma. Ella no tenía idea de cómo hacerlo. La música era lenta, ella observó a su alrededor y había otra pareja bailando al ritmo de la música. Ella trató de rodear el cuello de Nathan con sus brazos pero era muy alto. Así que él le tomó una mano, y con su otra mano la tomó de la cintura. Y se balancearon de un lado a otro.

– No tengo idea de sí lo estoy haciendo bien – Emma estaba apenada porque todos los estaban observando

– ¿Por qué crees que no lo estás haciendo bien? No es tan complicado.

– Todos nos están observando, a pesar de que no somos los únicos que estamos bailando.

– La verdad es que sí lo estás haciendo horrible – Emma se detuvo instantáneamente y su cara se puso roja, Nathan soltó una risotada – Creo que no eres consciente de tu belleza, te miran porque eres una niña de majestuosa belleza – La pequeña se sonrojó, era la primera vez que Nathan le decía algo cómo eso.

Esa noche regresaron a casa, Nathan había tomado algo de vino. Acompañó a Emma a su habitación y le dió un beso en su frente de buenas noches y se retiró. Emma se paró de la cama y lo siguió. 

– ¿Pasó algo? – Nathan estaba acostado en su cama. Su voz sonaba dulce como siempre.

– No pasó nada, sólo esto – Emma se inclinó y le plantó un tierno beso en sus labios, Nathan se inquietó y antes de que dijera algo – No digas nada, por favor, sé lo que piensas. Pero sí no lo hacía, me iba a quemar por dentro, te amo, yo regresaré a mi habitación.

Ha pasado un año desde aquel acontecimiento. Ambos han aprendido a vivir juntos. Emma ha logrado controlar sus sentimientos, no quiere incomodar a Nathan, ha estado todo el día preparando una elaborada cena. Es su cumpleaños número 18. Nathan salió a la ciudad. Regresó a las 10:00 pm. Comieron, rieron, bailaron, y tomaron vino. Emma tomó poco vino, pero se puso un poco ebria porque era la primera vez que tomaba. A medianoche, Nathan se sienta solemnemente en el sofá e invita a Emma a sentarse junto a él.

– Emma, ya tienes 18 años, ya no eres la niña que conocí hace 10 años. Ahora eres una mujer. No te lo había dicho, pero en el tiempo que ha pasado conocí a una mujer. Hemos estado saliendo y nos vamos a comprometer.

– ¿Qué? ¡No! No puedes hacerlo. Nathan, mírame, la verdad es que yo te amo. Estoy enamorada de tí desde que nos conocimos, no me importa nuestra diferencia de edad. Yo quiero estar contigo. No soy una niña, soy una mujer. Y quiero ser tu mujer. Quiero despertar cada día junto a tí, quiero poder probar tus labios siempre que quiera – Emma estaba aguantando las ganas de llorar, le dolía mucho el pecho, no podía aceptar que el hombre que amaba, se fuera con otra mujer.

– No vuelvas a repetir lo que acabas de decir. No te estoy pidiendo permiso para casarme. No asistirás al compromiso, necesito que te quedes aquí. Esto lo estoy haciendo por nuestro bien.

– Por favor, déjame besarte.

Nathan no le dijo nada. Sólo se la quedó mirando. Mientras ella se acercaba y unía su boca a la de él. Este beso, era un beso distinto. Un beso apasionado, lo estaba besando cómo se besan los adultos. El lobo de Nathan se estaba revolviendo en su interior. Al sentir la lengua de Emma, entre su boca. Sus labios eran suaves y dulces. Su olor lo tenía atontado. No quería que ese beso acabara. Pero, se separó repentinamente de Emma. Estaba muy excitado. Nathan también estaba un poco pasado de vino. 

Emma lo miró, se paró al frente de él, y se desnudó. Sus senos y todo su hermoso cuerpo quedó expuesto. 

– E…Emma, ¿Qué estás haciendo?

– Quiero que tomes mi virginidad. Quiero que me hagas tuya, aunque sea por esta noche.

Los instintos de Nathan ya no se podían controlar. Su lobo ya no podía controlarse. Se paró del sofá, agarró a Emma entre sus brazos y la llevó a la cama. Él la amaba, pero se negaba aceptarlo, sin embargo su lobo no podía rechazar el amor y el deseo que sentía hacía la chica pelirroja. 

Se montó sobre ella, fue muy sutil, la besó cómo si no existiera un mañana. Para Emma fue doloroso al principio, pero luego se llenó de placer. El lobo de Nathan había tomado por completo su mente y controlaba su cuerpo. Emma se montó sobre él, y movió sus caderas, Nathan se ajustó a su ritmo pélvico. Gemidos y gruñidos llenaron la habitación. Ambos estaban cegados de amor y de placer.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo