Capítulo 48
No quiero que él se acerque más. No quiero que su presencia siga abriendo las heridas que me tomó tres años aprender a ignorar.
Por eso, con el corazón latiendo y mi cuerpo temblando como si fuera gelatina, le pido que olvidemos lo que hay entre nosotros.
—Acepta mi rechazo, Xavier. Vive tu vida con Gabriela y el hijo que tienen. Déjame seguir con la mía. Tengo una manada que liderar, quiero ser feliz.
Pero él no lo puede entender, Niega con la cabeza y su cuerpo se tenda. Sus manos me agarran de la cintura, me empuja contra la pared con delicadeza.
Su cuerpo se pega al mío y coloca su frente en la mía.
—No. No voy a soltarte. Sigues siendo mía… y de nadie más.
Su aliento varonil me atrapa de nuevo, Sus labios bajan hasta mi cuello, me toca con la intensidad que nos unía.
Lo deseo, claro que lo deseo, sentir su boca es una de las cosas que más extrañaba.
Mis manos se tensan contra su pecho, tenía que reaccionar o caería en sus brazos y le doy un empujón.
—Tú… ya no eres