Capítulo 6
El golpeteo de Luca se sentía cada vez más insistente y peligroso. Pero Xavier no se detuvo. Sus dedos seguían entre mis piernas moviéndose suaves y seguros, trazando círculos que me robaban el aliento.
—Por favor… Xavier… detente —susurré, pero hasta yo podía escuchar lo débil que sonaba mi voz. Tan débil como mi voluntad, tan rota como mi lógica.
Me besó en el cuello, justo en el maldito punto donde me había marcado aquella noche, y su voz ronca me sacudió.
—¿De verdad quieres que me detenga? —susurró contra mi oído, con esa mezcla de lujuria y ternura que me volvía loca —. Si me lo pides otra vez… lo haré.
Colocó su frente contra la mía, sus ojos fijos en los míos, mientras aceleraba el ritmo de su mano, sin perder la suavidad. Me acariciaba como si aún fuera suya, como si lo hubiera sido siempre.
Debí decir “no”.
Debí empujarlo, gritar, cerrar las piernas, salir corriendo.
Pero lo besé. Lo besé con hambre, con esa necesidad absurda de perderme en su boca. Y ese beso… fu