Propuestas, charlas y más (4ta. Parte)
La misma noche
Palermo, Sicilia
Carlo
Dirigir un cártel es como conducir un auto de carreras a 180 kilómetros por hora en una pista sin barandas, donde cada curva es una sentencia y cualquier mínimo error puede significar un choque fatal. En este mundo, no hay frenos de emergencia ni segundas oportunidades, solo velocidad, estrategia y la certeza de que el que duda, muere.
La mafia no perdona a los que titubean. Es un tablero de ajedrez donde cada pieza tiene su peso y su función, y el que no sabe moverlas termina como un peón sacrificado en la primera jugada. Aquí no hay espacio para la suerte ni para el azar, porque en el instante en que dejas algo a la fortuna, alguien más lo convierte en tu debilidad.
La información es el arma más letal en este negocio. Una bala mata una vez, pero un secreto en las manos equivocadas puede enterrarte mil veces antes de que toques el suelo. Saber es poder, y el que controla el flujo de información controla el juego. No se trata solo de conocer a tus