NARRADORA
“¡Zeraphina o vienes ahora mismo o te voy a buscar! ¡¡Aléjate de ese cachorro raro!!”
Su madre le rugía, ¡pero no era ella quién no quería irse!
“¡Aahh niño lindo, ya suéltame o te voy a morder! ¡Mi madre está muy enojada, piensa que me quieres hacer daño!, ¿sí? ¡Sé un buen cachorro y déjame ir!”
Zeraphina quería llorar sin lágrimas.
Se removía entre los brazos de Aidan que la tenía cargada como a una mascota gatuna.
Zeraphina era fuerte, pero no quería hacerle daño, entendía que él solo la estaba queriendo proteger, que no comprendía nada de la situación y realmente, ese era el caso.
Aidan estaba entrando en pánico.
Solo veía a un grupo de monstruos peludos, con grandes caninos afuera, gruñéndole y encerrándolo en un círculo, que cada vez se volvía más y más cerrado.
Sobre todo, una diferente a las demás, más grande y agresiva, de color blanco.
Miraba frenético por donde escapar, salir corriendo y en eso, un olor conocido dio en su nariz haciéndolo suspirar de alivio.
Ilia