NARRADORA
Tenía una pierna destrozada, llena de sangre y fieras mordeduras.
— ¿Qué hacía en el criadero de caimanes?
— No sabía que era la zona de los caimanes, escuché… escuché que ahí, crece la fruta Buba.
Vincent le respondió aguantando el dolor lacerante en su pierna derecha y parte del torso.
— ¿Fruta Buba? ¿Tiene a una hembra preñada? Esa fruta es demasiado ácida, solo les gusta a las hembras preñadas, ¿se emparejó con alguna Centuria? – le preguntaron con curiosidad.
“Mi mate, ni siquiera ha nacido” Vincent pensó con ironía.
— Lo busqué para la Reina… su majestad el Rey, la mandó a recolectar— mintió totalmente.
Solo les daba explicaciones porque lo salvaron de una muerte segura, en la boca de varios caimanes, porque Vincent no era de justificar sus acciones.
— Oh, debió preguntar. En nuestro clan muy pocos se acercan a esa zona, es muy peligrosa. Solo un macho loco por su hembra se atreve a eso.
Respondieron y Vincent apretó en su mano ensangrentada, la bolsa de piel llena de