NARRADORA
— Sé que hay especulaciones y murmuraciones, se los informo por lo claro, esta hembra a mi lado, es mi compañera destinada, mi mate y la única para mí.
— Las leyes cambiarán, a partir de ahora y al que no le guste ya sabe, dos soluciones: o viene por mi cabeza o se marcha para el carajo de mi pantano.
Sencillo y simple.
Siempre hablaba así, a pura fuerza y nada de diplomacia.
Este era el lenguaje del pantano.
Por supuesto los guerreros del Concilio fruncieron el ceño, muchos en la manada no estaban de acuerdo y miraban de manera un poco hostil a Anastasia.
— Y les advierto una vez más - agregó mirando al Concilio
— Quien se atreva a faltarle el respeto a mi mujer, tan solo mirarla de malas maneras y me entere, si es hombre, que se prepare a perder como mínimo los dientes y si es mujer, solo la expulsión le espera.
— Anastasia Centuria es su Luna, la única que tendré y quiero respeto para ella, más del que me tienen, ¿quedó claro?
— ¡¿HE DICHO SI QUEDÓ CLARO MANADA?!
Rug