RAVEN
Cedrick se ha parado en el sitio menos profundo, pegado a un borde redondeando de la poceta.
Me hace descender y me encanta que el agua se siente tan fría contra mi piel en llamas.
Nos llega apenas por los muslos en esta piedra plana donde estamos parados.
— Te quiero ahora mismo apoyada en el borde y de espaldas a tu macho. Muéstrame ese coño real, que me lo voy a coger hasta el fondo – me hace promesas calientes y obedezco cargada de lujuria.
— ¿A este coño real te refieres? – lo provoco inclinándome hacia delante, con los codos apoyados en el suelo de piedra y empinando las nalgas hacia él, abriendo más las piernas a su mirada pervertida. Llevo una mano hasta mi vulva y la abro por completo dejando la suave entrada rosada vulnerable.
— Raven, después no llores mujer provocadora… — gruñe ronco, pero ya se agarra la polla con fuerza, regando el pre semen por todo el eje y su otra mano me nalguea y me aprieta.
Sus dedos me acarician el coño que mantengo abierto, sacándom