Cedrick
Alcanzo servilletas de papel de la caja en la mesita de noche y me giro para ayudarla.
— Escúpelo aquí, aquí… espera… ¿dónde…? – la veo tragar, asombrado.
— No queda nada… es muy cómodo tragarlo, está… congelado… — me dice sacando la lengua llena de restos blancos, pero la boca vacía y me quedo sin palabras.
Yo solo sé lo mucho que me vine y no fue poco, ¿a dónde rayos fue a parar eso?, ¿es por esa razón que tiene que aparearse conmigo?, ¿para chuparme como una boa?
Tampoco es que me esté quejando mucho y menos resistirme, que me chupe hasta dejarme seco.
— Raven, en serio, no sé qué voy a hacer contigo…
— ¿Perdonarme? – me dice con esa expresión inocente y sexy, que siempre termina convenciéndome y haciéndome bajar la guardia.
— ¿Esto seguía siendo un castigo? – le pregunto con ironía.
— Porque no me parece que te hubiese castigado mucho, más bien creo que estabas disfrutando torturándome, ¿qué voy a hacer contigo, Luna alborotadora?
La abrazo contra mi pecho, sentados en la