La Alfa Raven de Esclava a Reina
La Alfa Raven de Esclava a Reina
Por: Luna Nova
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Raven

Caminé por los pasillos de esta enorme mansión.

Mis manos temblorosas y sudadas del nerviosismo.

Mi cuerpo, aún cubierto de heridas, sobre todo las del abdomen, que casi se habían llevado mi vida.

Iba camino a ver a mi salvador, al hombre que le debo el estar aquí hoy, pero sobre todo, el único hombre que me puede dar mi venganza y redención.

Me hacen pasar a una enorme sala y al final, casi como si estuviese en un trono, lo veo sentado, revisando unos papeles sobre un enorme escritorio.

Solo en su presencia me siento intimidada, él es un Alfa puro, pero yo, no soy cualquier cosa tampoco, ya no más, así que saco seguridad de mi interior y camino hacia el Alfa Walker.

— Me dijeron que pedías una audiencia conmigo, que era muy importante— me dice con su profunda voz sin levantar la vista de lo que revisa.

— Yo, tengo una propuesta que hacerle— suelto después de tragar y mi loba me está dando ánimos, a pesar de que la presión del Alfa, la mantiene en sumisión.

— ¿Qué propuesta crees que me puedes hacer, que me interese? - finalmente levanta la vista y me mira con esos ojos azules, fríos e indiferentes, que podrían congelarte hasta el alma.

— El trono del Rey Alfa, es algo que puedo darte— respondo y ahora, sí que tengo su atención.

Por un segundo pensé que se reiría en mi cara, sin embargo, no lo hizo y solo continúa mirándome fijamente, haciendo que mis piernas comiencen a ceder.

Pero no mostraré debilidad, nunca más lo haré ante nadie.

— Esas son palabras mayores para una pequeña loba esclava, que casi muere hace unos días, ¿crees que tengo mucho tiempo para perder en bromas? – la temperatura comienza a bajar en la sala.

— No estoy bromeando Alfa Walker, yo, Raven Centuria, soy descendiente del Clan Centuria, Domadoras de los Lobos de Fuego y puedo probárselo.

— Mi poder, puede llevarlo hasta el trono que tanto desea.

Se hace un silencio en la sala y me mira, me sigue mirando como si quisiera desnudarme el alma.

A pesar de las ganas que tengo de bajar la cabeza, aguanto como puedo su intensidad y dominación.

Le devuelvo la mirada con toda la seguridad que le puedo demostrar, porque no miento.

— Digamos que te creo, que eres descendiente de un Clan, que solo he escuchado mencionar en leyendas.

— Pensemos, que tus supuestas pruebas me convencen y me llevas a obtener el trono con tu poder, ¿qué quieres a cambio?

— Quiero venganza, deseo protección de su manada y poder, mientras yo restauro el mío propio. No quiero ser pisoteada por nadie, nunca más— le respondo sin dudarlo ni un segundo.

— Si eres descendiente de las Centurias, se supone que ya eres poderosa, aunque realmente, ni siquiera puedes mantener tu vida, lo cual me lleva a pensar de nuevo, que me estás tomando el pelo y espero, por tu bien, que no sea el caso.

— Mi poder, aún no está restaurado por completo, ha estado sellado mucho tiempo, hay cosas que debo hacer para fortalecerlo, estaría muy vulnerable al inicio, como lo estoy ahora y por eso, necesito de su ayuda— confieso, mordiendo mi labio inferior un poco nerviosa porque a continuación, viene lo más crítico.

Negociar con este Alfa imponente, no es para personas con problemas en el corazón.

Veo, como se queda mirando a mi boca, con sus fríos y agudos ojos azules y aprieto más fuerte mis manos a los costados de mi cuerpo, rezando porque no me eche de su manada, cuando le diga lo siguiente que quiero de él.

— Entonces, pequeña Raven, por qué no dejas de dar vueltas y me dices de una vez, lo que en realidad deseas de mí— su voz ronca resuena y casi creo que puede leer mis pensamientos.

— Quiero… Quiero que me acepte como su Luna – le digo y por un segundo, percibo sorpresa en su expresión siempre congelada.

— Eso es imposible. Ese puesto es solo para mi mate, cuando la encuentre – responde después de unos segundos.

— No lo quiero para siempre, solo sería provisional, necesito, algunas cosas…para acelerar mis poderes…cosas que solo un Alfa poderoso puede darme… — tartamudeo con un poco con vergüenza en mi cara y sé, que debo tener las mejillas en rojo.

— Cuando todos tengamos lo que queremos, me iré. Me iré sin mirar atrás, nunca seré una carga en su vida y renunciaré a mi posición de falsa Luna— prometí enseguida.

— Si su mate aparece antes, igual renunciaré a mi puesto, buscaré otra manera de lograr mis objetivos, jamás voy a ocupar un lugar a la fuerza, que sé, que no me pertenece.

— Únicamente sería un acuerdo entre los dos, una farsa, nada más que eso. Sin sentimientos involucrados.

— Nadie tendría que saber que nos estamos utilizando - seguía prometiendo cada vez más nerviosa, porque se había levantado y estaba caminando hacia mí.

Su cuerpo imponente, de casi dos metros, prácticamente me cubría por completo.

Su pelo rubio platino hasta los hombros se ondeaba mientras daba pasos seguros hasta mí, llenándome por completo con su presencia, con esa esencia a bosque salvaje y tundra, que siempre asaltaba mis sentidos cuando estaba cerca de él.

Si no fuera, porque me han roto el corazón en mil pedazos y porque sé de sobra, que este Alfa no es para mí, caería sin dudar en sus encantos, cualquier mujer lo haría.

— Si todo lo que me has dicho es verdadero, si me demuestras que de verdad te puedes convertir en alguien tan poderosa, entonces, te convertiré en mi Luna y te daré el poder y la venganza que quieres ahora— me prometió, tan cerca, que su aliento caliente se vertió en mi rostro.

Me atreví a levantar la cabeza y mirarlo fijamente, muy pocos eran los que se atrevían a mirarlo de frente.

Si hay un Alfa que puede restaurar mi herencia, es este magnífico hombre delante de mí.

— Al ser su Luna, tiene que saber que lo sería en todos los sentidos, con todas las obligaciones que eso conlleva.

— Yo haré las mías con su manada, pero necesito también que haga las suyas, en…en…la intimidad— casi me atraganto al final de la proposición más vergonzosa que he hecho en mi vida.

Si no fuera por las m4lditas condiciones para sacar y dominar mis poderes, nunca le estaría pidiendo esto a un hombre y menos, después de mi única y primera experiencia desastrosa, en ese sentido.

— Creo, que no tendré ningún problema con mis obligaciones, en la intimidad— me responde en un tono bajo y siento cómo sus ojos recorren mi cuerpo, que se estremece y no precisamente de miedo.

En vez de molestarme ante su descaro, solo siento cómo un fuego se va encendiendo en mi interior.

— Entonces, Alfa Walker, si le demuestro mi potencial, ¿tenemos un trato?

— Tenemos un trato, Raven Centuria.

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