El testigo, al notar la llegada de Christian, pareció relajarse ligeramente. Su postura cambió, y Adara no necesitó leer su mente para saber que algo estaba sucediendo. El hombre estaba conectado con él de alguna manera, algo que no podía explicar con palabras. No podía leer la mente de Christian, pero sí los pensamientos del testigo, y esos pensamientos fueron más que suficientes para confirmar sus sospechas.
Él está esperando una señal…
Adara intentó sumergirse más profundamente en la mente del testigo, pero algo la detuvo. Era como si una barrera invisible se levantara entre ella y él. No podía seguir leyendo, pero las respuestas que recibió del hombre fueron claras, cristalinas, como si no hubiera necesidad de palabras.
Eres una marioneta, y él es el titiritero.
El testigo estaba siendo manipulado, y no por cualquier persona, sino por Christian. La confirmación de sus sospechas la golpeó como un rayo.
El ambiente en la sala de audiencias contribuía a la tensión que Adara sentía,