Cuando Eliam se enteró de lo que Ethan había dicho acerca del niño, se enojó mucho y quiso buscarlo para arreglar cuentas.
—Déjalo, él, no sabe ni lo que habla—. Expresó Aleyda. Como si no le diera importancia a un desequilibrado mental.
Después de unas horas de espera, finalmente los resultados estaban listos.
—Señores, lamento informarles que su hijo presenta un cuadro de Leucemia linfoblástica aguda.
La vida de Aleyda dio un giro inesperado. Afortunadamente Eliam estaba a su lado para apoyarla.
—Doctor, estoy segura de que a mi hijo lo he alimentado de la mejor manera—. Dijo, queriendo que el medico rectificara que había una equivocación con el diagnóstico.
—Como médico que eres, debes saber que la leucemia no siempre se produce por una mala alimentación. En ocasiones, los antecedentes familiares influyen mucho, pues, aunque todavía no está comprobado, pero se dice que es un caso hereditario.
—En mi familia no ha existido un caso como tal—. Comentó Aleyda.
—Bueno, deben inves