Capítulo 47.  Un dios del caos.

Trina

Dominic recorrió mi rostro como buscando algo, yo no le bajé la mirada, lo observé de manera retadora.

Por un momento, pareció dudar, como si no supiera qué hacer conmigo. Pero entonces, esa duda se desvaneció, reemplazada por una determinación feroz.

—Vas a aprender, Trina —dijo, su voz baja, pero llena de promesas oscuras—. Vas a aprender quién manda aquí, ya que no lo quisiste hacer por las buenas, lo harás por las malas. Vas a terminar suplicándome piedad.

—Ya veremos, Dominic —respondí, mi voz llena de desafío—. Ya veremos quién termina aprendiendo de quién.

Él me miraba como si esperara algo.

Como si estuviera esperando que me rindiera.

Sonrió, con diversión.

Y supe en ese instante que él pensaba que iba a suplicarle.

Que iba a arrodillarme frente a él como esas mujeres.

Que iba a rogarle.

La rabia explotó en mi pecho como dinamita.

Pero estaba equivocado. No iba a darle ese placer. Nunca.

Así que me sonreí con malicia a carcajadas, la risa se me escapó de los labios antes
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App