Mundo ficciónIniciar sesiónCinco años después
El templo había sido reconstruido.
No igual—nunca podría ser igual. Las cicatrices de aquella noche aún marcaban las paredes, líneas oscuras donde el tentáculo de Netharan había desintegrado piedra. Pero los arquitectos trabajaron alrededor del daño, incorporándolo al diseño. Ahora parecían venas de mármol negro, recordatorios deliberados de lo que casi perdieron.
Kael permanecía frente al cristal, manos en los bolsillos, estudiando su reflejo.
Treinta y ocho años. Se veía cincuenta y cinco. Tal vez sesenta en días malos.
Su cabello era más gris que marrón. Arrugas profundas marcaban su







