Cap. 137. Jugada sucia.
Narrador omnisciente.
En la residencia Kouros
El caos reinaba.
Celine, Damián y Ariadna permanecían de pie frente a Helena y su padre, rodeados por al menos una docena de hombres armados. Todos los apuntaban con la mirada dura y el dedo en el gatillo.
Gianna lloraba desconsolada, escondiendo su rostro en el pecho de su escolta, que sangraba por el brazo.
Gael, paralizado, se aferraba al mayordomo, con sus ojitos clavados en el cuerpo del escolta que solía cargarlo en los hombros.
Ahora, ese hombre se retorcía en el suelo, sujetando con desesperación su abdomen herido.
Para los niños, era una pesadilla despierta. En medio de la madrugada, el estruendo de los disparos los había arrancado de su cama.
—Líder de los Nikolaus… esto es una violación a las reglas de los clanes. ¡Y lo sabes! —le gritó Celine al padre de Helena, con la mirada cargada de furia.
El hombre no se inmutó. Por el contrario, sonrió con arrogancia.
—Debiste recordarle eso a tu hijo. Mira a mi hija, adolorida y en una