NARRA DANKO
Sublime, no hay otra palabra para definir lo que siento en estos momentos al observar lo que está sucediendo en casa de mi otrora amante. Jamás creí que una hermosa, frágil y sumisa mujer, que eso es lo que yo suponía era Anna sería el pilar de esta familia. Solamente pasaron pocos minutos y unos pequeños pasos se acercaban a la sala. Los hijos de Robert asomaron para ir hacia su padre con unas sonrisas y decirle con sus voces llenas de amor.
—Hasta mañana, papi. Te amo.
—Te amo mucho papi, ya me voy a dormir. Hasta mañana.
Lo abrazaron, le dieron un beso en la mejilla y se fueron a toda prisa. Anna que había venido detrás de los niños se sentó al lado de su esposo para exclamar.
—Mi amor, ya te había dicho que no los consientas tanto. Para ellos todo lo que sea contigo es un juego. Pierdes autoridad con ellos.
Robert lanzó un resoplido para decir cansado y como renegando.
—¡Auuum! Es que los amo y no quiero parecer un ogro como mi papá. En casa todo era reglas y no quiero