NARRADOR
A veces la vida nos da una ayudadita. Noelia había estado en la cocina tomando un vaso de agua y noto la presencia de Danko ya en casa. Al ver que se demoraba dentro del despacho se acercó silenciosamente para poner la oreja en la puerta y escuchar si sucedía algo allí dentro. Oyó un leve sollozo y se alejó un poco para inhalar muy profundo y soltar el aire muy despacio. Se atrevió a tocar la puerta con sus nudillos y le contestaron desde adentro con un "pase".
La chica abrió la puerta muy despacio para meter primero su cabeza para sisear.
—Perdón, pero ¿puedo entrar señor Danko?
Él le hizo señas para que entrara. Noelia entró para después sentarse al lado de Danko y al verlo limpiarse las lágrimas, le preguntó.
—Este... ¿le pasa algo? Lo veo muy triste. ¿Sabe algo? Hay mucho silencio en esta casa.
Danko la miró para soltar con voz tenue.
—Justamente eso es lo que me molesta. Siempre ha habido ruido, risas, conversaciones de mi familia. Pero... Hoy solamente hay silencio. Noe