NARRA ALEXANDER
La verdad es que ver a Danko renegando es lo más sublime, su cuerpo se tensa, su respiración se acelera, un poco más y hace un berrinche a la vista de todos. No pude contenerme y solté una carcajada que hizo que me prestara atención con su mirada furiosa y me reclamó.
—¿A qué se debe tu risa? ¿Te estás burlando de mí?
No pude decirle nada porque la risa no me dejaba y más se enojó que me gritó enojado.
—¡Ya basta, carajo! Ahora que ellos salgan ¡Tú, también vas a ayudarme a firmar esos cheques!
Solté un resoplido de resignación. Porque esto no me la esperaba. La risa se esfumó. Y me senté en una silla con mi cabeza agachada. Anna se levantó por unos momentos para después traernos dos vasos con whisky. Anthony el socio de Danko asomó de improviso trayendo unos papeles y al vernos ahí nos miró extrañado y habló.
—¡Hey! Y ¿Qué hacen aquí? ¿Han visto a Boris? No está en su oficina y tampoco su secretaria.
Danko y yo nos miramos y una sonrisa se nos salió. Anthony nos obser