NARRA ALESSANDRO
Desperté en un sitio y una cama que desconocía, observe alrededor y había un hombre sentado en una silla revisando su celular, trate de hablar, sin embargo, no podía articular palabras solamente me salían balbuceos. Hasta para moverme me sentía muy pesado, empecé a quejarme y fue entonces que ese hombre se fijó en mí. Se levantó para observarme fijamente hasta que comenzó a hablar con un acento raro.
—Ah, Ya despertó el dormilón. Bienvenido. La jefa no está en este momento, pero, estaba ansiosa por verte. ¡Que suerte! Esa mujer está loquita por ti.
Yo lo escuchaba y a la vez no comprendía de qué o de quién estaba hablando. Solamente lo miraba y Él seguía hablando.
—Yo la amo y actúa como si no le importara mis sentimientos, pero... creo que si me ama como yo a ella. Aunque supongo que se hace la desentendida por los demás, para no perder autoridad. Sí, eso creo.
Quise decir algo, pero apenas me salieron algunas palabras.
—N... No entien... do de quién ha... bla.
—Volv