Unos días pasaron y una grata noticia recibimos todos, la señora Alessa era dada de alta, el señor Alexander salía con ella sentada en la silla de ruedas, sonriente, todos fuimos a abrazarla, los niños debían quedarse un tiempo más, estarían vigilados, bien cuidados, Alessandro en cuclillas allí abrazando las piernas de su madre decía.
—Mamá, por fin, estás bien, mis hermanitos se van a quedar, yo vendré a darles una vuelta todos los días hasta que salgan
Mara estaba con su prominente vientre junto a Ibar, ella abrazó a su madre diciendo feliz
—Gracias, mami, me diste dos hermanitos y yo... después de unos meses te daré un nieto
Todos acompañamos a la nueva mamá a casa, allá fuimos recibidos por mi papá, mi hermano con su esposo, nos sentamos en la sala para conversar, Nicolás había salido a comprar unas golosinas para Nicolay que últimamente estaba con antojos, los hijitos de ellos dos abrazaron a todos, eran muy cariñosos.
El tiempo siguió su curso, debido a los medicamentos Nicolay