Atina
¿Romeo?
¿Por qué bebía de su muñeca? Lo último que recuerdo es que estaba a punto de clavarle los colmillos en la nuca. ¿Qué estaba pasando? Sentí un latido lento en su corazón. Solté los colmillos y aparté su muñeca de mi boca. Se desplomó en el suelo.
—¡Romeo!—
Salté de la cama y caí a su lado. Su pulso latía débilmente, tan cerca de la muerte que cada célula de mi cuerpo rechazó la idea.
—Atina, déjalo morir. Él ofreció su vida por la tuya —dijo Lucian, poniéndome una mano en el hombro.
—Lucian, ¿qué pasa?—
Eché un vistazo a la habitación. Mi dormitorio. Lucian, Maximus, Renee y tres humanos desconocidos estaban dentro. Némesis estaba sentada en la cabecera de mi cama, observando la ha