VICTORIA
No puedo negar que el beso me puso nerviosa, aunque también molesta, porque puede confundir a Ángel y a mí ¿Por qué lo hizo? No tiene sentido, él es un hombre felizmente comprometido, lo sé desde el primer momento en que regrese a su vida y por más que duela debería respetar eso, no voy a cometer los mismos errores del pasado.
—Mami ¿Estás bien? Te dije que si me puedes hacer pasta.
—Perdón mi cielo, claro que te hago pasta, como a ti te gusta, con albóndigas
La puerta suena y cuando la abre, me doy cuenta de que es Bastian, mi corazón galopea tan rápido que debo llevar una mano a mi pecho para calmarlo, su caminar tan tranquilo relajado, esa enorme sonrisa cuando ve a nuestro hijo, debo sostenerme de la barra del desayunador, no sé cómo puedo ser tan débil cuando se trata de él.
—Hola Victoria ¿Cómo estás?
—Bien, gracias, vayan a jugar, mientras preparo la cena para Ángel y para mí.
No puedo estar mucho tiempo cerca de él, prueba es cuando pasamos tiempo como familia y todo