Nunca imaginé que tomar una decisión podría hacerme sentir tan vacía. La semana pasada, cuando le dije a Enrico que no quería seguir adelante con lo que él me ofrecía, sentí que era lo correcto, pero ahora… Ahora siento que me estoy ahogando en mis propios miedos.
La ansiedad me consume. Las imágenes de su rostro, esa mezcla de frustración y tristeza, me atormentan. Tal vez lo que más me aterra es que, al final, no es solo miedo a él, sino miedo a mí misma. A lo que podría llegar a ser si me permito ser vulnerable, a lo que podría pasar si dejo que alguien entre tan profundamente en mi vida.
Estoy sola en mi departamento, rodeada de silencio. El reloj avanza sin piedad, marcando las horas que pasan sin que yo logre encontrar res