42. ENTREGANDO EL SOBRE REAL
LIAM
Nunca imaginé que pudiera pasar algo más que volviera a dejarme sin palabras frente a mi padre.
Y, sin embargo, ahí estaba: mudo, paralizado, tratando de entender lo que acababa de escuchar.
—Margareth Nolan se casará con tu hermano Riven —dijo el rey con total naturalidad, como si no acabara de lanzar una daga al centro de mi pecho.
Sentí el aire escaparse de mis pulmones.
No le deseo el mal a Margareth, jamás podría hacerlo, pero... ¿comprometida? ¿tan pronto?
Aún recuerdo aquel momento de mi falta, su dolor, su orgullo herido.
No creí que quisiera volver a amar tan pronto.
Debía estar sangrando por dentro.
Al menos, eso creía.
Creí, ingenuamente, que ese vínculo invisible que alguna vez existió entre nosotros aún persistía.
Que, pese a todo, en el fondo sentía algo por mí.
Pero ahora... sabiendo que fue ella quien pidió el compromiso, no estoy tan seguro.
Mi padre siguió hablando, pero apenas lo escuchaba.
Cada palabra se perdía en el ruido sordo de mis propios pensamientos.