37. RENACERES
LIAM
Hoy asistir a la cena era obligatorio.
No tenía ánimos, pero mis padres habían sido claros: debía presentarme impecable, comportarme a la altura de mi rango y mantener la compostura.
Otra noche más de sonrisas falsas, conversaciones huecas y halagos ensayados.
El gran salón estaba iluminado con candelabros de cristal que reflejaban en cada rincón la magnificencia del palacio.
Los músicos tocaban discretamente, lo suficiente para llenar el ambiente sin entorpecer la conversación.
Todo era exactamente como siempre, y sin embargo... me sentía fuera de lugar.
—Su alteza —la voz dulce de Lady Fionna interrumpió mis pensamientos.
Una de las hijas del duque de Harrow. Rubia, de ojos claros, siempre supo cómo captar la atención en una sala.
Se acercó más de lo prudente, inclinándose apenas, dejando que su perfume floral llenara el aire entre nosotros.
—Hace tiempo no coincidíamos en una cena, ¿o acaso su alteza ha estado demasiado ocupado para recordar los buenos momentos? —su sonrisa er