Cuando desperté aquella mañana, en la cama el lado de mi amada esposa estaba vacío. Afinando el oído, percibí el murmullo de voces que provenían de la cocina. Para mi sorpresa, me moví con una facilidad que hacía tiempo no experimentaba, lo que me animó a dirigirme al baño. Allí descubrí que Ivory había preparado todo lo necesario para mí. Después de atender mis necesidades matutinas y tomar un baño refrescante, fui interrumpido por el sonido de mi teléfono. La pantalla mostraba un número desconocido, lo cual despertó mi curiosidad y decidí atender.
—Hola, buenos días —saludé con cortesía.—¿Hablo con Ilán Makis? —inquirió una voz femenina, vagamente familiar pero imposible de ubicar—. Le habla la doctora Sandoval, sobrina del doctor Herrera. Es imperat