La revelación sobre mi enfermedad se convertía en una pieza clave para Morgaine. Se prometió utilizar esta información no solo para desvelar los actos reprochables que Daniel había cometido bajo mi influencia, sino también para liberarlo de las cadenas invisibles que lo ataban a mí. Ilán había contemplado la posibilidad de designar a Daniel como su heredero, condicionando tal honor a su capacidad para liderar la empresa familiar con sabiduría y responsabilidad. Ahora, debido a mis maquinaciones y mi capacidad para arrastrar a Daniel hacia sus vicios, el futuro prometedor de su hijo había desaparecido.
Morgaine no estaba dispuesta a permitir que yo destruyera también el futuro de su único hijo como había hecho con ella. La herida del engaño pasado, aquel que había condenado a Morgaine a una vida marcada por el estigma de ser madre soltera y objeto de señalamient