Recordaba aquel otro día en que los gritos eran aterradores, hasta escuchar el llanto de un bebé, y luego le siguieron otros clamando porque no le robaran a su hijo. ¿Qué significaba aquello? ¿Era en verdad una pesadilla o algo que yo había presenciado escondida en el sótano?
Fue después de eso que recuerdo que mi mamá no me volvió a llevar con ella jamás a las casas que limpiaba; me mandaba con mi papá a su trabajo de jardinería o me dejaba con la vecina. Mi mamá nunca habló de aquello y decía que era un mal sueño cuando le preguntaba. Y después que ella se fue, comenzaron las pesadillas, como si mi conciencia o algo más me obligara a recordar como única testigo de aquella atrocidad. La frente mía comenzó a pelarse de sudor. Miraba con incredulidad a Josefina, que seguía contando cosas atroces de mi su