ILÁN:
Sentí un escalofrío recorrer mi espalda al darme cuenta de que la estaba engañando. Sabía que Ivory era perspicaz y que tarde o temprano lo sospecharía. Intenté mantener la compostura, pero el miedo a perderla me consumía por dentro.
En ese momento, Amelie entró en la habitación con una sonrisa radiante que no alcanzaba sus ojos. Su presencia rompió la tensión, pero aumentó las sospechas de Ivory.—Hola, mis queridos —dijo Amelie, acercándose a la cama—. ¿Cómo se siente la reina de la moda? Ivory me observó, y noté que percibía la tensión en el aire. Su mirada se centró en mí, pareciendo no capturar la sinceridad detrás de mi sonrisa forzada. —Amelie, ¿qué pasa? —preguntó con firmeza—. ¿Qué es lo que no m