162. CONTINUACIÓN
ILÁN:
La ironía de la situación era casi demasiado para soportar. Pero en medio de ese torbellino de emociones, se me ocurrió una idea.
—Ivo, mira —dije, extendiendo mi teléfono hacia ella. En la pantalla brillante se mostraban todas las fotos de los diseños que había realizado durante su colapso emocional, diseños que se desviaban drásticamente de su estilo habitual. —No sé si te van a servir, pero esos los hiciste tú y Amelie les tomó una foto. ¿Qué opinas?
Ivory se quedó boquiabierta al verlos. Los diseños eran audaces, innovadores, completamente diferentes a lo que ella recordaba haber hecho. Pero había algo en ellos, una chispa de familiaridad que no podía negar.
—¡Guao! —exclamó, sus ojos recorriendo cada detalle de las imágenes. —¿Estás seguro que yo hice eso?
La incredulidad en su voz era evidente, pero también había un atisbo de emoción, una chispa de reconocimiento. Aunque no lo recordaba, no podía negar la belleza de los diseños que se mostraban ante sus ojos. Eran suyo