Cuando entre en la cocina y Felisa me miro, lo primero que hizo fue echarse las manos a la cabeza dando un pequeño grito, acercándose a mí después, acariciando la parte de la mejilla que yo tenía marcada.
— ¿Qué te ha pasado mi amor? — me preguntó
— Nada importante, no te preocupes, me di un mal golpe nada más — le dije
— Alexandra, te he llamado cuando has pasado por delante del despacho, por favor vente a mi despacho tenemos que hablar — me dijo Giovani cuando se acercó a la cocina
— Tengo hambre Giovani, ahora iré cuando coma algo, tu hijo no para de moverse dentro de mi y me esta matando — contesté
— Esta tarde tenemos cita con el médico, después de comer nos vamos — me dijo, marchandose después de la cocina
— Esta tarde verás a tu niño, qué alegría — me dijo Felisa
— Voy al despacho de Giovani, no te prometo que no hayan gritos, no te asustes — dije
— Hay no mi niña, yo se cuanto te quiere Giovani y para ti no es bueno los disgustos — respondió
Me marche de la cocina, dir