Separa más mis piernas y se acomoda entre ellas. Comienza a besarme desde la pantorrilla hasta los muslos. Hace lo mismo con la otra pierna. Besa hacia arriba y deja chupetones en su camino y finalmente se detiene en mi centro.
Mi corazón late más rápido y trago, esperando su próximo movimiento. Suavemente separa mis labios y sopla suavemente.
—Casper —grito, lo que hace que él se ría.
—Ni siquiera he empezado todavía.
Vuelve a soplar y vuelvo a llorar. Saca su lengua para probarme, —vete a la mierda, sabes tan bien —gime y continúa. Se aleja y lo miro con incredulidad.
— ¿Qué? —Me sonríe.
—Sigue adelante —mi voz suena ronca