Arabella se detuvo, con los dedos alisando instintivamente el vestido mientras recuperaba la compostura. Inclinó la cabeza, con una leve sonrisa curvando sus labios, aunque sus ojos permanecían vigilantes.
—Fui a alimentar a Phoenix —respondió, con la voz calma, pero con un toque de desafío.
Lucian entrecerró los ojos, dando un paso adelante. Antes de que Arabella pudiera reaccionar, la tomó por los brazos y la presionó contra la pared con una fuerza que le arrancó el aire de los pulmones. La piedra fría mordió su espalda a través de la fina tela del vestido, y el impacto le arrancó un suspiro. Lucian se inclinó, sosteniendo su rostro con una mano, con los dedos firmes contra su mandíbula, obligándola a mirarlo.
—¿Por qué te estás preocupando por Phoenix? —preguntó, con la voz baja, pero cargada de una inten