El aire parecía vibrar dentro de la habitación, como si la propia atmósfera contuviera la respiración, temiendo lo que vendría después. Isadora, Genevieve, Seraphina y Eloise se miraron entre sí, confundidas, pero ninguna se atrevió a interrumpir el enfrentamiento que se desarrollaba ante ellas. Era como presenciar la colisión de dos fuerzas, titanes atrapados en un duelo silencioso.
Phoenix y Arabella se miraban en un silencio absoluto. Arabella frunció el ceño, intentando comprender, y la incredulidad tiñó su voz al hablar:— Estás mintiendo —susurró, más para sí misma que para Phoenix—. Eso es imposible.
Phoenix ladeó ligeramente la cabeza, una pequeña sonrisa fría curvando sus labios.
— ¿Imposible? —Dio una risa sin humor&mdas