CAPÍTULO 23

Tenía todo el día vomitando y llorando, lo que había sido obligada a ver había sido la escena más brutal del mundo entero. El cuerpo del archiduque había sido desmembrado en público, siendo ella el espectador principal.

A Samia le tocó ver cómo el miembro de su segundo esposo era arrancado, y luego cómo le cortaron las manos y los pies, entonces lo golpearon con un látigo hasta que casi estaba muerto, tal vez por el dolor o quizá por la pérdida de sangre, fue hasta entonces que le cortaron la cabeza y Cale Solero, tras casi una hora de agonía, pudo descansar en paz.

La azabache no podía sacarse de la cabeza las brutales imágenes de ese hombre, que la había hecho tan feliz en el tiempo que pasó a su lado, sufriendo por toda la saña con que Leone II había decidido castigarlo por atreverse a tomar a su mujer.

La reina no se veía bien, pues se sentía terriblemente mal, y Leonel, como el emperador lo llamaba ahora, tampoco estaba de los mejores ánimos, además de que no quería al rubio ni t
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