Nadezhda: La espía rusa que se enamoró en tierra enemiga En 1914, el zar Nicolás II envía a Nadezhda, una de sus mejores espías, a Austria, el país rival en la Primera Guerra Mundial. Su misión es infiltrarse en el ejército alemán y sabotear sus planes de batalla. Pero todo se complica cuando su compañero Vladímir es descubierto y ejecutado por el capitán Scheider, el cerebro militar de los alemanes y el objetivo principal de Nadezhda. Nadezhda, una mujer fría, manipuladora y calculadora, jura vengarse de Scheider y no se detendrá ante nada ni nadie para cumplir su objetivo. Sin embargo, el destino y los sentimientos le jugarán una mala pasada cuando se encuentre con algo que nunca había experimentado ni esperado: el amor. ¿Podrá Nadezhda abrir su corazón y dejar atrás su sed de venganza? ¿O se convertirá en una traidora a su patria y a sí misma? Descúbrelo en esta apasionante novela histórica basada en hechos reales.Todos los Derechos Reservados N° de Registro SafeCreative: 1805197129225
Ler maisDespués del asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona austriaca, en Sarajevo (junio de 1914), por parte de una organización nacionalista serbia "Mano Negra". Austria quiso aprovechar la oportunidad para acabar con Serbia, en esta política la apoyo Alemania. Entonces Rusia declaró la guerra a Austria, mientras Alemania lo hacía a Rusia y Francia.
Rusia mandó fuerzas para detener a Austria y a Alemania dentro y fuera del Campo de Batalla.
Nadezhda y Vladimir salieron de Moscú por órdenes del Zar Nicolás II, con órdenes explícitas para averiguar información crucial en tierras enemigas, para las fuerzas aliadas que estaban en batalla, eran espias del gobierno y desde muy pequeños fueron entrenados para ese trabajo.
Ellos tenían mucha historia juntos, no solo eran compañeros, eran amigos, eran amantes y confidentes.
Al ser espías no les permitían amar, eso estaba fuera del sistema, pero nadie en este mundo mandaba en los sentimientos y ese sentimiento había nacido entre ellos hace ya mucho tiempo.
Estuvieron en Austria desde septiembre de 1914, ese mismo instante empezaron su trabajo pero al comienzo fue difícil infiltrarse en las filas enemigas, podían ser descubiertis, entonces tuvieron que analizar todo tipo de probabilidad hasta que recién Nadezda lo consiguió el mes de diciembre de 1914 poco antes de Navidad, ella había logrado infiltrarse en el cuartel general Austriaco, sin ser notada, escuchó una conversación entre dos soldados alemanes, uno de ellos era el capitán Bastian Scheider, la conversación trataba sobre una importante reunión que se llevaría a cabo, en las afueras de la ciudad esa misma noche, después de escuchar salió apresurada del cuartel en dirección del discreto alojamiento en el lugar más discreto de Viena donde se encontraría con Vladimir esperando noticias de su compañera las calles estaban rodeadas de soldados y policías, pedían papeles a todos los que caminaban a esa hora, Nadezhda caminó con cautela para pasar desapercibida podía ser descubierta y mataría a todo lo que se le interpusiera, sin excepciones, eso podía llamar la atención así que debía tener mucho cuidado.
Unos veinte minutos después, por fin llegó al alojamiento sin ser vista, subió las gradas de caracol hasta un cuarto que quedaba al final de las escaleras y abrió la puerta, Vladimir estaba echado en cama, la vio se puso de pie y ella corrió a abrazarlo.
-¿Pudiste averiguar algo? - preguntó, mientras la tenía en brazos.
-Sí -miro a los ojos de Vladimir -está noche, habrá una reunión para intercambiar información a las afueras de la ciudad, se lo escuché a dos militares en el cuartel uno de ellos era Bastian Scheider.
-Tenemos que ir, esa información es crucial para nuestro gobierno y para el frente.
-Lo sé... Bastian Scheider estará presente, él es el estratega de las batallas.
-Es nuestro pez gordo - respondió Vladimir con una sonrisa después tomó del mentón a Nadezhda y con posesión la beso.
Nadezhda sentía amor absoluto por Vladimir o eso era lo que pensaba ya que no conocía muy bien el sentimiento llamado "amor" jamás lo había vivido o sentido pero Vladimir para ella era todo lo que quería y deseaba.
El beso pasó a ser más potente, sé perdieron en un torbellino pasional que estaba prohibido bajo los ojos del decálogo de un espía pero en esas cuatro paredes solo estaban ellos sin pensar en lo que pasaba allá afuera.
Más tarde, se prepararon para ir al punto de encuentro de su misión, ya era de noche y no había mucha gente en las calles, ahí era más fácil pasar desapercibibidos, una hora después llegaron a las afueras de la ciudad y esperaron ocultos hasta que observaron como el capitán Scheider y otros militares se reunían.
-Acerquémonos más para escuchar mejor...-susurro Vladimir, Nadezhda asintió con la cabeza, después empezaron a caminar despacio, ocultándose entre los arbustos para no ser escuchados, ni descubiertos para así poder escuchar lo que hablaban los soldados austriacos y alemanes, observaban como intercambiaban documentos, pero aunque intentaban escuchar la conversación, si no se acercaban más era muy difícil hacerlo, puesto que los soldados hablaban entre susurros.
Nadezhda se acercó lo más que pudo, observó mejor y reconoció fácilmente al Capitán Scheider, esta mañana se había topado con él cuándo ingresaba como "visita" al comando Austriaco.
Bastián era alto, buen mozo, ojos grandes azules muy claros casi blancos, el cabello castaño claro y el uniforme se le pintaba muy bien al cuerpo.
Nadezhda, esa mañana había escuchado la conversación de está reunión de boca del propio Scheider, ella había coqueteado con él, mientras la miraba con aires de conquistador hablaba con un suboficial y ella escuchaba todo haciendo su trabajo.
Un ruido hizo volver a Nadezhda al presente ¡Crack! Alguien había pisado una rama o algo parecido, ella tembló al darse cuenta que los soldados habían dejado de hablar y sacaban sus armas, empezaron a buscar dónde provenía el sonido, hasta que los ubicaron con la mirada directamente dónde estaban ocultos. Vladimir se dió cuenta y empezó a buscar una salida pero sé encontró a otro soldado que se había acercado sigilosamente a ellos apuntaba su arma directamente a su cabeza.
Él no lo pensó, tan solo actuó, empujó al soldado con fuerza, mientras caían al piso gritó.
-¡Corre, que no te vean! - ordenó con los ojos puestos en ella, Nadezhda empezó a correr con dirección al bosque, estaba nerviosa y asustada, no sabía que le sucedería a Vladimir en manos enemigas pero no podía comprometer su posición.
Escuchó disparos pero no paró, sintió como una bala rozaba su manga, sin hacerle ningún daño más que rasgarle la ropa pero la oscuridad de la noche le ayudó a mimetizarse entre los árboles y evitó a que los soldados tengan buena puntería, unos segundos después encontró un árbol muy alto y decidió trepar en el, cuando llegó a la cima intentó taparse lo mejor que pudo con las ramas y las hojas, su posición le permitió observar la escena, habían atrapado a Vladimir y lo tenían acorralado.
¿Qué podía hacer? Estaba asustada, desesperada, confundida y frustrada, sabía que sí corría a ayudarlo, moririan ambos, muy a su pesar no podía hacer nada, tenía una misión que cumplir, si uno moría el otro debía seguir con la misión.
Siguió oculta intentando pasar desapercibida. Su desesperación era tal, al seguir observando, que lágrimas corrieron por su rostro, eso no era correcto pero no lograba manejar sus sentimientos, sabía que era fría y calculadora pero en estos momentos era completamente imposible ser indiferente, apretó el árbol con fuerza, mientras observaba como Bastián Scheider sacaba su arma y descarga el cartucho entero en la humanidad de Vladimir ella tapó su boca para callar un grito ahogado que le salía de su pecho, mientras millares de lágrimas salían de su ser. Después de un momento pararon los disparos y escuchó al capitán gritar a los soldados.
-¡Este ruso no estaba sólo, estaba con otra persona! -tomó del brazo al soldado que Vladimir atacó- ¿Viste quien lo acompañaba?
-No señor, parecía un hombre más delgado, la noche no me permitió ver su rostro, intenté perseguirlo pero la obscuridad no me permitió seguirle el pasó.
Bastian estaba molesto, a sangre fría y sin pensarlo dos veces descargó dos disparos en la cabeza del soldado que cayó con un golpe seco a los pies de Vladimir.
-¡Busquen al otro espía! - gritó furioso - o seguirán la misma suerte de este imbécil...
Los otros dos soldados buscaron por todo el campo pero no dieron con Nadezhda que se camuflaba cada vez que pasaban con las hojas y las ramas del árbol, la noche la ayudaba a pasar desapercibida. Un tiempo después los soldados volvieron con las manos vacías, se notaba que tenían miedo a la actitud de Bastián pero igual le comunicaron que no pudieron encontrar al otro espía ruso, el capitán lanzó su gorra al piso, lleno de ira y molestia.
-¡Inútiles! - chillo -¡Vámonos, ese espía debe ya estar lejos!
Se dirigieron en dirección a la carretera de tierra y se perdieron entre los árboles.
Nadezhda se quedó petrificada sobre el árbol por un largo tiempo después de que ellos se habían ido, tenía miedo que volvieran y dieran con ella. Un tiempo después sé dió cuenta que no volverían, bajó del árbol y corrió al lado del cuerpo inerte de Vladimir.
Lloró con desesperación, aunque le habían enseñado a ser fría y alejar sus sentimientos, el dolor era más fuerte que cualquier precepto, le dolía ver a su compañero, a su amigo, a su amante, frío y sin vida. Sus gritos hacían eco en el fondo de la nada de aquel bosque.
-¡Te vengaré! - exclamó mientras su tristeza se volvía irá -¡Te lo juro!
Había decidido ir tras Bastián Scheider, le haría pagar con su vida la muerte de Vladimir, ésto ya no era sólo trabajo, se había convertido en algo personal.
Nadezhda volvió a su centro después de ver como el último agente caía al piso, observo a Bastián sobre ella, no sabía si respiraba o no.Al comienzo ese obscuro recuerdo en qué Bastián le disparaba a Vladimir llegó a su mente, eso despertaba sus más obscuras intenciones, "dejarlo que se desangrara y así cumplir su venganza".Lo pensó, acarició la idea firmemente hasta que sintió el movimiento del bebé que llevaba en sus entrañas y desistió de su venganza, el otro sentimiento gritó más fuerte dentro de ella, debía salvarlo.- ¡Bastián! - gritó mientras lo movía, intentando así que despertará, buscando con sus manos la herida de bala pero no podía encontrarla - por favor, despierta... necesito que despiertes. - Lo colocó en el piso de frente a ella, tenía los ojos cerrados, puso su oído en su pecho para poder escuchar su corazón, un leve latido se abría pasó, levantó la cara y volvió a mirar su rostro, lo tomó entre sus manos y lo acarició, vio correr sa
Nadezhda entró a la habitación del alojamiento con el rostro lleno de preocupación,estaba con el periódico todavía en sus manos, estaba entre asustada y confundida, tenía una mezcla de sentimientos enorme.-¿Qué pasó? - preguntó Bastián al darse cuenta de su estado.Ella no respondió, tan sólo le pasó el periódico, Bastián lo tomó en sus manos y empezó a leer el artículo, cuando terminó la miró interrogante.- ¿Qué crees tú?¿Ésto es bueno o malo? - preguntó pensativo.-No lo sé, Bastián, no sé qué sucederá de ahora en adelante - respondió frustrada y nerviosa - puede que esto sea bueno para nosotros como puede también que sea muy malo.Bastián se preocupó al escuchar las palabras de
Después de escapar y borrar sus huellas caminaron hasta una estación lejana donde tomaron un tren con dirección a España, era un país neutral durante la Gran Guerra.-¿Crees que en España nos dejen de buscar?-No creo Bastián, mi buró no me dejará libre fácilmente, tenemos normas y las rompí todas.-Yo igual - respondió sonriendo- aunque no me acuerdo de muchas cosas, sé que traicioné al Imperio Alemán.-Sí, hubo un coronel que descubrió todo - comento mientras caminaba.-¿En serio?-Sí, pero evité que hablara.-¿De qué manera?-Lo envenene... - exclamó con una sonrisa en los labios.-Lo cállaste...- Había que hacerlo, estaba listo para contar todo.-No me explico porque no lo hizo.- Dijo que lo haría no bi
-Buenos días, querida - escuchó abrir la puerta del cuarto donde dormía.-Buenos días, Mata Hari - abrió los ojos todavía soñolienta.-Sé que debes estar cansada pero hoy es el gran día, debemos arreglarlo todo.-Sí, lo sé - respondió sentándose en la cama.- Vístete, te espero para desayunar, Rubens está abajo ya está preparándolo todo para la tarde.-Está bien, ahora mismo me visto - respondió poniéndose de pie.Aunque Nadezhda estaba cansada y con un estado anímico no muy bueno, se levantó de la cama con la mente fija en su misión debía "sacar a Bastián"Seguía molesta por la estupidez que había hecho pero tenía que sacarlo de prisión, sino no se iría de Francia y esperaría a su Buró para que la matar&a
Esa noche Nadezhda no durmió, estaba molesta con Bastián, ella quería ayudarlo, debía hacerlo, tenían una promesa que cumplir, no comprendía porque Bastian se comportaba así.A la mañana siguiente salió un poco más tarde de lo normal de la casa con dirección al hospital, estaba cansada, las noches en vela, las preocupaciones y el embarazo la estaban debilitando.Cuando subió la larga y blanca escalinata tuvo un presentimiento que le perforó su estómago, algo había sucedido y su cuerpo lo sabía mucho antes que ella, apresuró el paso hasta llegar al pabellón, saludó a los guardias y entró. Había nuevos prisioneros heridos entre alemanes y austriacos, cuándo llegó a la cama donde estaba Bastián tuvo un susto al ver otro prisionero en la cama, la garganta se le seco y tuvo una punzada en la
- ¿Doctor, cómo está? - Nadezhda se acercó al doctor que estaba saliendo del cuarto, estaba muy preocupada y asustada al ver a Bastian en esa situación.-Está mejor, ya le pusimos morfina para el dolor...- respondió el doctor intentando tranquilizarla.-¿Por qué le duele tanto la cabeza? - preguntó todavía con preocupación.-Sufrió mucha presión en el cerebro - explicó- es un milagro que esté mejorando, los que sufren esa clase de lesiones no salen vivos...su esposo es muy fuerte, pronto estará sano...-Doctor, ¿podría evitar hablar con los soldados franceses del asunto, hasta que Bastián recobre completamente la memoria? - preguntó con tono suplicante.-Debo dar mi informe y sí él está mejorando debo hacerlo - respondió terminante - es mi obligación rendir un informe de los prisioneros.-Lo sé - respondió mortificada - pero...por favor, unos días más...es que no podré verlo, cuando se vaya a prisión.-Lo sé... veré qué puedo hacer, ta
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