Mundo ficciónIniciar sesión—¿Mariana?
La voz atravesó las miles de kilómetros de distancia como si Khaled estuviera justo frente a ella. Y con ese único susurro de su nombre, todas las paredes que Mariana había construido durante los últimos días se desmoronaron.
Las lágrimas llegaron sin permiso, rodando por sus mejillas con la fuerza de represas rotas. Su mano libre fue a su boca, tratando de contener el sollozo que amenazaba con escapar.
—Estoy aquí —logró decir, su voz quebrada en fragmentos irreconocibles—. Estoy aquí.
—Gracias a Dios. &md







