Capítulo 44: Donde el miedo se convierte en alivio
(Narrado por Ava)
No hay peor sensación en el mundo que perder de vista a tu hijo. Ni las noches sin dormir, ni el cansancio que llevo encima desde hace semanas se comparan con esto.
Estoy desesperada. Camino de un lado a otro, casi corriendo, buscando con la mirada en cada rincón del hospital. Mi voz ya suena ronca de tanto preguntar.
—¿Vio a una niña pequeña? —le digo a una enfermera que pasa apurada—. Cabello negro, lacio, vestidito rosa con mariposas… Mide como por aquí —señalo con mi mano para decirle la medida de la estatura de mi hija.
Ella me mira con cara de pena, pero niega con la cabeza.
Me muerdo el labio. Siento las lágrimas quemarme los ojos, pero no puedo perder tiempo llorando. Ximena llegó hace unos minutos al hospital para traerme comida del restaurante. Traía consigo a Lía, porque se había ofrecido a pasar por ella a la guardería, así yo podía quedarme más tiempo con Liam. Pero todo se torció en cuestión de segundos